Lapidarium

“Justicia es el hábito de dar a cada cual lo suyo”

¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no […] Un esclavo, que ha recibido órdenes toda su vida, de pronto juzga inaceptable un nuevo mandato […] Este no afirma la existencia de una frontera.

Albert Camus, El hombre rebelde

Pancarta en una manifestación: Justicia de verdad | Foto: AP

Pancarta en una manifestación: Justicia de verdad | Foto: AP

Y es un hábito que la ciudadanía está adoptando como suyo. Hasta ahora, las protestas reclamando justicia eran más o menos controlables. Tenían lugar en espacios y tiempos en los que los injustos no estaban. Pero la estrategia ha cambiado y la ciudadanía ha decidido llevar la protesta a otros tiempos y espacios, a aquellos en los que están los injustos. Y esa es la justa respuesta a las injusticias que cometen. Porque las injusticias cometidas han sido muchas.

Han subido el IVA: ahora nos cuesta más dinero vestirnos y calzarnos; encender la luz; abrir el grifo; comernos un bistec o una rodaja de merluza; viajar en autobús, metro o tren; comprar el material escolar necesario para seguir el correcto desarrollo de las clases; ir al veterinario; pasar un par de horas en el cine, en el teatro, en un concierto o en cualquier tipo de espectáculo; ir a cortarnos el pelo; ponernos gafas para ver bien; comprar agua embotellada; menstruar; maquillarnos; fumar; comprar una nevera o un ordenador; ser inválido y necesitar un elevador; tener una boca sana; comprar una vivienda; ¡hasta morirnos es más caro!

Han robado una parte del sueldo a los funcionarios; no nos confundamos porque “paga extra” no es más que un prorrateo del total del sueldo que perciben. Pero bueno, les será compensado el esfuerzo en 2015, a través de un fondo de pensiones. Más alimento para el sistema bancario, por supuesto. Y por supuesto, estoy ansiosa por saber en qué condiciones se firmarán esos fondos.

Lleváis grumos de sangre en las corbatas, poesía protesta e imagen de NeoRabioso

Lleváis grumos de sangre en las corbatas, poesía protesta e imagen de NeoRabioso

Han recortado el número de empresas públicas para minimizar gastos: los trabajadores de esas empresas también habrán tenido que minimizar los suyos. Se plantean reducir la plantilla de funcionarios a nivel estatal, mientras algunos alcaldes han reajustado sus nóminas al alza. Han endurecido las jubilaciones con su reforma de las pensiones, poniendo en peligro de pobreza y, por ende, de exclusión social, a aquellos trabajadores que no pueden permanecer en el mercado laboral.

Los detalles de la Reforma Laboral desgranados por la periodista Eva Belmonte en su web El BOE nuestro de cada día explican con claridad y detalle cómo esta normativa no ha generado empleo ni ha frenado el número de parados, sino todo lo contrario. Además, han rebajado la cuota de la prestación de desempleo que se percibe a partir del sexto mes y han endurecido el acceso al subsidio de paro para las personas mayores de 55 años. Según ellos, es una manera de impulsar la búsqueda activa de trabajo. Por cierto, también suprimieron la mayoría de bonificaciones a la contratación, salvo las relativas al nuevo contrato para emprendedores o la inserción laboral de las personas discapacitadas.

En cuanto a las retribuciones de la Ley de Dependencia, han reducido un 15% la paga a los cuidadores familiares de personas dependientes, y los que se incorporen al sistema ahora no cotizarán. Dicen que se trata de apostar por los servicios profesionales, además de «liberar a las mujeres, las eternas cuidadoras»; será por eso de fomentar la búsqueda activa de empleo. Han eliminado también los dos niveles en los que hasta ahora se dividían los tres grados de gravedad de la dependencia. Y se aplazará hasta el año 2015 la incorporación de personas dependientes de grado 1. Además, solicitar la certificación de grado de discapacidad o su revisión ya no es gratuito. La revisión del grado de dependencia tampoco lo es.

7.000 millones de euros menos en la partida de Sanidad. La Dependencia no ha sido lo único. Se han recortado o eliminado ayudas a centros de rehabilitación para, por ejemplo, menores con autismo; han rebajado horas e incluso cerrado algunos servicios de urgencias, centros de salud y puntos de atención sanitaria; menores de 21 años incapacitados e ingresados en algunos centros deberán costearse sus pañales; medicamentos que desaparecen del listado de prestación farmacéutica y que, cómo no, aumentan de precio. Y trágicamente, este recorte se ha hecho notar. La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales es un organismo independiente que, entre otras labores, realiza y publica anualmente análisis sobre el desarrollo territorial y el estado de los avances y, sobre todo, de los retrocesos en la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia: podéis consultar el publicado en enero de 2013. Os hago un spoiler: el ejercicio 2012 es el que desde el Observatorio denominan como «Fase de retroceso y demolición: se inicia con el mandato de Rajoy con los primeros recortes de derechos y de presupuesto, y se agudiza con el Real Decreto-ley 20/2012 [de medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y de fomento de la competitividad], que supone la práctica destrucción del Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD) y el retroceso de los derechos de las personas en situación de dependencia y de sus familias. En los últimos meses del año ya no se mantiene la tasa de reposición de beneficiarios, los recortes en el presupuesto se llevan a cabo en base a los fallecimientos, se amplían los plazos para recibir atención (2 años y medio) y se recortan prestaciones (15%) y presupuesto (850 millones de euros anuales)». En resumen, unas medidas criminales a todas luces.

Pancarta en una manifestación: + educación - corrupción -agresión | Imagen: ElComercio.com

Pancarta en una manifestación: + educación – corrupción -agresión | Imagen: ElComercio.com

3.000 millones de euros ahorrados en la partida de Educación. Eso es mucho dinero, muchísimo. Y muchos despidos: más de 40.000 profesores se quedan sin trabajo, además de la masificación de alumnos en las clases. Y adiós a las becas para libros y para comedor escolar, con lo que eso ha generado: prohibición de llevar fiambreras a la escuela porque el colegio no puede asegurar que la comida esté en buen estado. O, aunque inferior, pago por llevar la fiambrera: al fin y al cabo los niños siguen utilizando el servicio comedor. También se han suprimido las becas para estudiar idiomas en el extranjero, algo sobre lo que el ministerio de Wert, en el texto del presupuesto de Educación, aclara que «serán sustituidos por cursos de inmersión lingüística en España, mucho más eficaces para mejorar el manejo oral de las lenguas extranjeras» —me abstengo de compartir los comentarios que tal afirmación merece—. Y han aumentado los precios de algunas residencias universitarias. Se han rebajado también las becas Erasmus; han recortado en I+D+i, dejando a los científicos con 600 millones menos de euros. Y la gran reforma de Wert, la LOMCE: una ley ideada para hacer de la educación una isla elitista, mercantilista, utilitarista, segregadora, ideológica, discriminadora, partidista, conservadora, clasista, neoliberal, sexista… Ya lo dijo el Ministro en un encuentro de las FAES hace tres años: «La comunidad educativa no puede ser democrática»

Han recortado en los programas de prevención de incendios y el verano de 2012 fue un horror de fuego; han suprimido el Fondo de Acogida y Atención a las Personas inmigrantes; han cerrado bibliotecas. Han abierto la puerta a la liberalización, incluso a la privatización, de los servicios asociados a transportes aeroportuario, ferroviario y portuario. Han subido los precios de los transportes públicos, incluso se han planteado reducir los horarios de metro. Han eliminado servicios de autobuses a los pueblos y trayectos de trenes regionales. Han establecido nuevas tasas y aumentado otras ya existentes de muy diferente índole: por inscripciones en el registro de uniones de hecho; por derechos a examen; por participación en bolsas de trabajo; por renovar la tarjeta sanitaria si se rompe o se pierde; por crear un centro de servicios sociales.

Pancarta en una manifestación: NO a los desahucios | Foto: Telesurtv.net

Pancarta en una manifestación: NO a los desahucios | Foto: Telesurtv.net

Han planteado un endurecimiento del Código Penal. Es una manera de evitar que les molestemos en esos espacios y tiempos de los que os hablaba al principio. Ya no les basta con criminalizar la resistencia pasiva, o la ocupación pacífica de una oficina o establecimiento. Ahora Gallardón pone en su punto de mira a los periodistas, y los (nos) incluirá en su texto: el que hable sobre corrupción será multado. Y pena de cárcel para los que filtren documentación relativa a esa corrupción. Para ello se amparan en el derecho a la intimidad de la víctima, apelan a la «protección del orden público o de la seguridad nacional en una sociedad democrática». Pero es un burdo giro a lo que en realidad se pretende: coartar el derecho a la información.

Por si eso fuera poco, el ministro de Interior también ha decidido utilizar su cargo al servicio de los injustos; al suyo propio también, claro. Fernández Díaz ha distribuido la consigna de identificación y detención para aquellos que escrachen a los políticos, que les molesten con sus reclamaciones sobre la aprobación de la ILP hipotecaria. Estos injustos a los que Interior quiere proteger se pasan por el orto la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Se sigue desahuciando. Y sigue habiendo vidas en juego. Para estos injustos, no debemos salir a la calle para pedirles que no se pare la sangría que, también literalmente, suponen los desahucios. Pero no les importa en absoluto que salgamos a la calle si es arrojándonos por la ventana de nuestra casa o para arder a lo bonzo ante la oficina bancaria que va a robarnos nuestra casa, ante la desesperación absoluta de la inminente llegada de la comitiva judicial que va a desahuciarnos.

Creo que hay suficientes razones para marcar la frontera y decir no. Creo que es hora de que adoptemos el justo hábito de dar a cada cual lo suyo. Y estoy firmemente convencida de que eso es lo justo: molestar a los injustos en sus tiempos y sus espacios.

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